Contenido
- ¿Pueden el perro y el gato llevarse bien?
- ¿Por qué mi gato no acepta a mi perro?
- Socialización nula con perros
- experiencia negativa
- Protección de recursos
- Date prisa para presentar al nuevo miembro de la familia
- Cómo convertir un perro en un gato
- 1. Prepare el terreno antes de la llegada
- 2. Intercambio olfativo
- 3. Permita el contacto visual
- 4. Déjalos interactuar
- 5. Déjalos sueltos, pero con vigilancia
Es posible que la llegada de un nuevo miembro de la familia no sea bien recibida por tu gato, menos aún si el recién llegado es nada menos que un perro. Es posible que tu felino sea lindo y adorable contigo, pero puede comportarse como el peor de los enemigos de tu cachorro.
De hecho, esa historia sobre perros y gatos que no se llevan bien puede ser correcta en algunos casos, pero ¿es una pregunta desesperada? Todo lo contrario. deja de saber cómo acostumbrar un gato a un perro, en este artículo de PeritoAnimal te detallaremos qué puedes hacer para resolver esta enemistad.
¿Pueden el perro y el gato llevarse bien?
Se dice que la relación entre perros y gatos es complicada. Lo cierto es que una relación estable y segura entre estas dos especies depende de múltiples factores.
Con esto queremos decir que, efectivamente, un gato y un perro pueden llevarse bien hasta el punto de ser grandes amigos o, como mínimo, tolerarse y vivir en la misma casa. Si te preguntas por qué tu gato bufa y gruñe a tu perro, debes saber que esta relación dependerá en gran medida del cumplimiento de los siguientes condiciones:
- Socialización adecuada durante la etapa cachorro.
- Deje tiempo suficiente para la adaptación y la aceptación.
- Establecer unas pautas claras de convivencia.
- Proporcione un ambiente cómodo para ambos.
Como veremos a continuación, cuando uno o más de estos puntos no se cumplen, esto puede generar una mala relación entre las dos especies que dificultará la convivencia armoniosa en casa.
En este otro artículo de PeritoAnimal damos algunos consejos para que un perro y un gato se lleven bien.
¿Por qué mi gato no acepta a mi perro?
Tanto los perros como los gatos son animales sociables, que tienen una tendencia innata a crear lazos de amistad y pertenencia a un grupo. Sin embargo, en este caso, el proceso de aprendizaje será una parte fundamental que determinará el punto de sociabilidad, así como a qué temer y a qué no temer. Teniendo esto en cuenta, estas son algunas de las razones por las que tu gato rechaza a tu perro:
Socialización nula con perros
El período de socialización de un gatito es una etapa en la que es especialmente susceptible de conocer su entorno y quienes lo habitan.
En este periodo, tu gato aprende a relacionarse con los demás, ya sea con otros gatos, personas o perros. Si, por el contrario, tu gato no ha conocido a ningún cachorro amigable, si le presentas un perro, resultará en una situación totalmente desconocida para él, por lo que tendrá miedo.
experiencia negativa
Una razón muy común por la que su gato podría rechazar al amigo perro es porque el felino ha vivido una experiencia negativa con uno o varios perros; ya sea un simple ladrido, que te han perseguido o incluso agredido.
Si le sumamos lo anterior, significa que tu gato no ha conocido a ningún perro amigo y se formará la combinación perfecta para que el gato muestre descaradamente su malestar con el nuevo miembro de la familia.
Protección de recursos
Si tu gato estaba acostumbrado a vivir cómodamente solo en casa, sin tener que compartir, es natural que se sienta incómodo con la presencia repentina de un tercer miembro en el hogar, ya que este podría tomar sus valiosos recursos, como tu comida, tu cama, tu cariño, etc. Por lo tanto, necesita mantener esta amenaza lejos.
Date prisa para presentar al nuevo miembro de la familia
Es muy importante a la hora de presentar al nuevo miembro al hogar, ya sea perro o gato, entre otros, intentar hacer de la manera más progresiva posible. Y es que los gatos son muy susceptibles al cambio; necesitan tiempo para adaptarse y asociar un cambio con algo positivo. Pero si este cambio es repentino, el felino se sentirá estresado y probablemente desarrollará un estado de ánimo irritable o asustadizo, además de afectar su calidad de vida.
Cómo convertir un perro en un gato
Si tu gato rechaza abiertamente a tu perro, gruñendo, resoplando o atacando, así como si te preguntas cómo introducir un perro en una casa con un gato, debes entender que esta relación puede ser por un lado completamente hostil o, por otro, por otro lado, tolerable e incluso agradable si se hace de forma adecuada y progresiva.
Entiende a continuación cómo presentar correctamente a un perro y un gato para que tus mascotas se lleven bien:
1. Prepare el terreno antes de la llegada
Como ya se mencionó, cualquier cambio repentino hará que su gato se sienta inseguro y estresado. Por eso, antes de llevar un perro a casa, para que un gato se acostumbre a un perro es necesario preparar su casa con unos días de antelación para que el gato se adapte con antelación. Esto implica:
- Asegúrese de que ambos tengan al menos uno espacio individual donde puedan sentirse seguros. Tenga en cuenta que el refugio de su gato debe estar ubicado en un lugar alto donde el gato puede mirar el entorno y el perro no puede alcanzarlo.
- cada uno de tus mascotas debería tener acceso a agua y comida individualmente y sin sentirse acosado por el otro, ya que podría surgir un conflicto.
- LA la caja de arena de tu gato debe estar ubicado en un lugar íntimo, donde el cachorro no pueda tener acceso.
- preparar uno lugar para el perro (como un dormitorio) en el que se instalará durante los primeros días de adecuación. Esta zona no debe ser un punto de interés para tu gato (como el salón) para que no note el cambio de forma negativa.
- Se recomienda utilizar un difusor de feromonas para que el gato se sienta cómodo a pesar del cambio.
2. Intercambio olfativo
A veces nos olvidamos de la importancia del olfato, ya que este no es un sentido muy desarrollado en humanos, pero sí para perros y gatos, Olfatear es una parte esencial de sus vidas.
Teniendo en cuenta esto, unos días antes del primer contacto visual entre tus dos peludos, será necesario, a modo de presentación, realizar un intercambio olfativo, por ejemplo intercambiar juguetes o mantas.
3. Permita el contacto visual
El intercambio visual es, sin duda, la parte más delicada. Este es el momento en el que un gato puede asustarse más fácilmente. Por esta razón, el contacto visual debe ser lo primero. Desde muy lejos, a una distancia donde el gato se sienta seguro. En este proceso se recomienda la ayuda de una segunda persona, para que una de ellas vigile al gato y la otra sujete al perro con un collar.
Además, es muy importante que asocien la experiencia con algo positivo, reforzar el encuentro con premios para ambos. Cada vez que tu gato vea al perro y esté tranquilo (recuerda mantener la distancia suficiente para sentirse seguro), puedes darle una recompensa. Asimismo, si el perro no se pone nervioso y ladra al ver al felino, también debes recompensarlo por aprender a estar tranquilo (sin asustar al gato).
poco a poco deberías reducir la distancia, fomentando siempre comportamientos tranquilos con premios, para que perciban la presencia de la otra persona de forma positiva y sin miedo. Nunca intentes acercarte a ellos apresuradamente, ya que forzar la situación puede generar una experiencia negativa en el gato, que será aún más difícil de revertir.
4. Déjalos interactuar
Si tus dos peludos están tan cerca el uno del otro que podrían tocarse y ambos están tranquilos, déjalos interactuar, que se olfatean y recompensan por llevarse tan bien.
Por seguridad, es importante que el hocico de perro, sobre todo si eres un adulto (por eso es importante que te acostumbres antes), para evitar que un movimiento rápido del gato incite al perro a jugar de forma brusca y lastime al gato.
5. Déjalos sueltos, pero con vigilancia
Por último, si está 100% seguro de que su mascotas se lleva bien y tiene una actitud tranquila en presencia del otro, puede empezar a déjalos sueltos en el mismo espacio. Siempre bajo tu supervisión y evitando situaciones en las que puedan surgir conflictos, como si tuvieras un plato de comida.